En mi otro espacio, había comentado que había perdido sensibilidad en la pierna izquierda y que sentía una comezón incontrolable que al tocar, a penas rozar la piel, era un dolor insoportable.
Resulta que no fue lo que temía: várices... no, de hecho, esa tarde tenía cita con el quiropráctico y mientras lo saludaba, brevemente le comenté lo que me sucedía y que pensaba ir al doctor después de verlo a él.
Me preguntó mis síntomas:
Como si mi pierna estuviera fuera de lugar, como si trajera un calambre permanente (como cuando uno se pega entre los huesitos del codo), pierna incómoda-cansada y por las noches, una sensación de malestar y una comezón incontrolable, pero no veo venas saltonas o enrojecimiento de la piel.
Me comentó que eran síntomas de disco herniado, más bien relacionado con la columna y no con la circulación. Me hizo un tratamiento ligero con el activador y luego sentada en una silla, me pidio que moviera las piernas de determinadas formas, que empujara los pies contra su mano, los dedos gordos hacia arriba, etc. un sin número de posiciones, para asegurarse de que lo mío no era grave.
Afortunadamente me dijo que no era grave, que si comenzaba, estaba muy a tiempo de corregirlo. Así que me pidió que regresara todos los días por esta semana, ya que le informé que nos mudamos.
Me comentó que si empeoraba o seguía igual, me haría una resonancia magnética (MRI) y veríamos otras opciones.
Estos días he estado mucho mejor, pero aún sigo teniendo una ligera sensación rara en la pantorrilla izquierda, que de como estaba el domingo, ahorita ya es casi nada. Leyendo por ahí en la red -luego pongo el link- aseguraban que la mala alimentación puede producir irritación e inflamación de articulaciones, falta de elasticidad y lubricación, dando lugar a todo tipo de padecimientos en el esqueleto.
Debo confesar que me porté muy mal en Mexicali... comí postre casi todos los días y... esta semana me he malpasado... así que no dudaría ni un segundo que éste sea el resultado de una pésima alimentación.