Si tienes síntomas acentuados parecidos a los de la menstruación, inflada del abdómen, molestias al evacuar u orinar, y otros síntomas que dejen pensando al médico que es sólo depresión, cólon irritable, colitis, etc., toma tus precauciones. Puede ser que andes alojando al enemigo en casa.
Plasmaré aquí la experiencia de mi mamá. Ella comenzó a bajar de peso hace casi un año. No era alarmante porque al principio fue gradual. Ella decía que estaba a dieta y que comía lo que el organismo le pedía. Pasados 5 meses, y con algunos de los síntomas arriba mencionados y aceleradamente bajando de peso, fue a ver al médico, quien erróneamente le dijo que tenía colon irritable y depresión. Mi mamá insistió en que algo andaba mal y la mandaban a freír espárragos.
Dos años antes, tuvo un dolor muy fuerte, náusea y vómito. La operaron del apéndice cuando no era necesario, pues patología indicó que su apéndice estaba sano. Ahí mismo, le querían recortar el intestino pues los médicos decían que tenía "divertículos".
Mamá desesperada, porque la boca le sabía a "acuario", le dio anorexia, náusea y vómito, espuma que le salía de la boca, incomodidad porque le ardía el estómago (que decían que era helicobácter que le causaba gastritis) y le dolía el abdomen, se fue a un centro de diagnóstico. Le hicieron un ultrasonido de abdomen en el que encontraron círculos en el hígado.
Sin decir gran cosa, le dijeron que estaba muy grave y que era necesario que se atendiera. Que lo más seguro es que sería cáncer.
Después fue a hacerse una tomografía con contraste y una placa de tórax. Encontraron la masa fuente en el área pélvica: la biopsia confirmó un tumor enorme (carcinoma) en uno de sus ovarios, cuyas células aparentemente migraron al hígado y al pulmón.
Tras cuatro meses de diagnóstico y 20 kg menos, tuvo su segunda sesión de quimioterapia. Está extremadamente débil, unos días de buen ánimo, otros muy perros y mientras tanto, esperando a que la terapia reduzca el tumor y pueda ser intervenido quirúrgicamente.